El mercado de arte salvadoreño es un terreno gris: paño de lágrimas de muchos, fuente de ingresos de otros pocos. En nuestro querido país, en las artes visuales, ¿qué es lo que se vende?, y ¿quién lo compra?
Quizá en las galerías esta la clave a la respuesta ya que son, a fin de cuentas, las intermediarias entre artistas y compradores.
La compra-venta de arte no es nada nuevo: el arte como mercancía capitalista nace con el Renacimiento. En El Salvador hace 45 años Galería Forma fue la primera en abrir sus puertas. Actualmente existen tres galerías de arte importantes: Vilanova, 1-2-3 y Espacio. Existen otras menores que se dedican además a la venta de artesanías, marquetería y/o decoración de interiores.
¿Que hacen las galerías? Juan Acha nos aclara: comerciar obra, difundir ideas y crear necesidades. Pero, ¿cuáles son los criterios de las galerías al seleccionar obra? Según Augusto Uribe de Sotheby’s, sus criterios para valuar una obra de arte en el mercado son: su estado de conservación, rareza, calidad, tamaño, técnica, procedencia, asociación histórica, el sujeto y la moda.
Las galerías, conscientes o no de ello, apoyan una corriente estética determinada: Vilanova promueve propuestas contemporáneas, Espacio muestra por lo general obra de grandes maestros iberoamericanos, 1-2-3 provee un surtido ecléctico.
Desgraciadamente las demandas del mercado parecen pesar en demasía, llegando al extremo cuando las galerías impulsan versiones locales de movimientos artísticos trasnochados para ofertarlos a precios más económicos.
Es cierto que las galerías corren muchos riesgos y trabajan sin ningún incentivo del estado, pero no deben dejar de lado su rol como difusoras y legitimadoras del arte.
Nuestros ojos están atentos.
Es cierto que las galerías corren muchos riesgos y trabajan sin ningún incentivo del estado, pero no deben dejar de lado su rol como difusoras y legitimadoras del arte.
Nuestros ojos están atentos.
Publicado en La Prensa Gráfica, 2003