El tiempo gira y gira dando vueltas sin fin. Todo cambia, a veces de manera evidente y repentina, otras lentamente sin sospechas.
Hace tan solo 500 años en la Piazza della Signoria en Florencia, Italia, se develó una colosal escultura de un hombre desnudo tallada por Miguel Ángel en cinco toneladas de mármol de más de 4 metros de alto. La estatua luego fue trasladada al interior de la Galleria dell’Accademia y reemplazada por una copia en 1910. A lo largo de su notoria existencia al “David” le ha caído un rayo, le han roto un brazo durante un motín callejero en 1527 que luego le fue reincorporado con una barra de metal, y le han “censurado” cubriendo sus genitales con una hoja de parra metálica. Recientemente - en 1991 - un artista violentado le machacó el dedo gordo del pie izquierdo de un tremendo martillazo. Y hace tan solo unos días ha finalizado su restauración oficial: la remoción del velo gris de polvo que había acumulado a lo largo de su historia.
La ahora reluciente escultura fue inspirada en el relato bíblico del combate entre un joven pastor hebreo llamado David y el gigante Goliat. Según la historia, la famosa batalla fue ganada por el ingenio del joven que al lanzar con su hondilla una piedra a un Goliat cubierto en armadura y armas de bronce, le golpea en la frente derribándolo al suelo.
El indefenso que lucha con humildad y coraje por su pueblo contra el guerrero feroz siempre ha despertado admiración, y el “David” de Miguel Ángel en su esplendor y belleza lo confirma.
Sin embargo ahora, esa imagen de un David mirando esperanzado hacia el horizonte, bien podría ser la de un joven palestino que se defiende con piedras en la mano.
Gira y gira el tiempo, dando vueltas sin fin.
Hace tan solo 500 años en la Piazza della Signoria en Florencia, Italia, se develó una colosal escultura de un hombre desnudo tallada por Miguel Ángel en cinco toneladas de mármol de más de 4 metros de alto. La estatua luego fue trasladada al interior de la Galleria dell’Accademia y reemplazada por una copia en 1910. A lo largo de su notoria existencia al “David” le ha caído un rayo, le han roto un brazo durante un motín callejero en 1527 que luego le fue reincorporado con una barra de metal, y le han “censurado” cubriendo sus genitales con una hoja de parra metálica. Recientemente - en 1991 - un artista violentado le machacó el dedo gordo del pie izquierdo de un tremendo martillazo. Y hace tan solo unos días ha finalizado su restauración oficial: la remoción del velo gris de polvo que había acumulado a lo largo de su historia.
La ahora reluciente escultura fue inspirada en el relato bíblico del combate entre un joven pastor hebreo llamado David y el gigante Goliat. Según la historia, la famosa batalla fue ganada por el ingenio del joven que al lanzar con su hondilla una piedra a un Goliat cubierto en armadura y armas de bronce, le golpea en la frente derribándolo al suelo.
El indefenso que lucha con humildad y coraje por su pueblo contra el guerrero feroz siempre ha despertado admiración, y el “David” de Miguel Ángel en su esplendor y belleza lo confirma.
Sin embargo ahora, esa imagen de un David mirando esperanzado hacia el horizonte, bien podría ser la de un joven palestino que se defiende con piedras en la mano.
Gira y gira el tiempo, dando vueltas sin fin.
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