2.2.06

Cadáver Exquisito - Cabeza... y botella


Una cabeza pintada en rosas al centro, ocupando casi toda la tela. Vemos su ceño fruncido, unos mechones de pelo entrecano, una oreja/orificio y su mentón cubierto de hirsutos pelos. Sin cuello, sin nariz, ni boca: se abre en su centro un gigantesco y único ojo mientras se agacha a observar detenidamente una botella.

Cabeza y Botella fue pintado en 1975 por Philip Guston (EEUU, 1913-1980), el héroe caído del Expresionismo Abstracto. Y es que Guston en los 50’s, fue uno de los exponentes de la Teoría de la Pintura Radical para la cual el color predominaba sobre todo. Fue en la cima de su excelencia plástica que Guston abandona su virtuosismo para hablar en un lenguaje crudo y simple usando la figuración.

Dice Guston del período de los 60’s: “me sentía dividido, esquizofrénico…¿Qué tipo de hombre soy yo? Sentado en casa, leyendo revistas, enfurecido por todo – y después yendo a mi estudio a ajustar un rojo en un azul…Quería sentirme completo de nuevo… ser uno solo entre lo que pensaba y lo que sentía.”

Su temprano interés por los comics, su fascinación por la obra de Max Beckmann, sus estudios de los viejos maestros, y el estar expuesto a la obra de Picasso, DeChirico y los muralistas mexicanos, desembocó finalmente en imágenes inéditas. Sacrificó la belleza y el virtuosismo por una pintura que articula su proximidad con la caricatura para hablar con mordacidad de la violencia, la política, lo grotesco y de su sentido de impotencia como pintor.

La botella, de pinceladas verdes gruesas de óleo, reposa sobre una mancha roja del color de sangre fresca. A un lado una brocha, teñida sus cerdas de rojo, y un libro abierto, sus páginas en blanco. En una esquina cuelga un foco blanco reflejando su brillo intenso sobre la frente del cíclope. Al fondo, un cielo celeste nos habla de una calma presente pero lejana.

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