Como gigantes caminamos por ese espacio poblado de minúsculas criaturas suspendidas sobre cielos nublados y fotografiadas, ya no con su vestimenta cotidiana, sino con el disfraz de Superman. Vemos al reconocido superhéroe transformado, quizá por la Kriptonita – título de esta exposición de Walter Iraheta (1968) y David Herrera (1978) - en seres de rostro indígena, pieles oscuras tostadas por el sol y expresión melancólica.
Con varias colaboraciones artísticas en su historial, Herrera e Iraheta ahora exploran juntos el “ocaso de los ídolos” en esta muestra multidisciplinaria que incluye fotografías, ensamblajes y video en el Centro Cultural de España.
Predomina en ella la visión de Iraheta, quizá por incluir más trabajos de su autoría individual, quizá porque sus procesos creativos son tan diferentes. Iraheta tiene el talento de crear íconos atractivos y fácilmente reconocibles. Aunque su obra este conceptualmente muy estructurada ello pierde relevancia ante el excesivo refinamiento formal y estético. Herrera parte de la duda existencial, la destila con gran densidad conceptual y logra conformar trabajos de mucha austeridad matérica y cromática. A esta muestra se suman además las colaboraciones de Ronald Morán y Moisés Barrios, ambos con pinturas de corte realista en gran formato a partir de las fotos de Iraheta.
Super coherente en su planteamiento de una especie de “realismo pop" la muestra presenta una rica gama de trabajos difícilmente conciliables en un mismo espacio. Vale la pena contemplar las bellas fotografías en gelatina de plata que resumen visual y técnicamente la propuesta de Walter, así como la evocadora instalación de luces de David.
Una pieza clave en esta encrucijada recoge a cabalidad el significado de Kriptonita, es la que contiene la figura de Superman al borde de un agujero negro. Si la esencia del héroe es a fin de cuentas la acción, la disyuntiva de la duda que lo paraliza será la que le debilite y le haga quizá solamente más humano.
Con varias colaboraciones artísticas en su historial, Herrera e Iraheta ahora exploran juntos el “ocaso de los ídolos” en esta muestra multidisciplinaria que incluye fotografías, ensamblajes y video en el Centro Cultural de España.
Predomina en ella la visión de Iraheta, quizá por incluir más trabajos de su autoría individual, quizá porque sus procesos creativos son tan diferentes. Iraheta tiene el talento de crear íconos atractivos y fácilmente reconocibles. Aunque su obra este conceptualmente muy estructurada ello pierde relevancia ante el excesivo refinamiento formal y estético. Herrera parte de la duda existencial, la destila con gran densidad conceptual y logra conformar trabajos de mucha austeridad matérica y cromática. A esta muestra se suman además las colaboraciones de Ronald Morán y Moisés Barrios, ambos con pinturas de corte realista en gran formato a partir de las fotos de Iraheta.
Super coherente en su planteamiento de una especie de “realismo pop" la muestra presenta una rica gama de trabajos difícilmente conciliables en un mismo espacio. Vale la pena contemplar las bellas fotografías en gelatina de plata que resumen visual y técnicamente la propuesta de Walter, así como la evocadora instalación de luces de David.
Una pieza clave en esta encrucijada recoge a cabalidad el significado de Kriptonita, es la que contiene la figura de Superman al borde de un agujero negro. Si la esencia del héroe es a fin de cuentas la acción, la disyuntiva de la duda que lo paraliza será la que le debilite y le haga quizá solamente más humano.
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