6.1.06

Cadáver Exquisito - Mercado de arte II: Lo compro

“Me decidí a pintarlas porque me encantan los colores de las sombrillas. Y estas en azul, blanco y rojo vieras como me las compran” señalaba - con excesivo entusiasmo - frente a sus cuadros una pintora.

En la ausencia total de políticas de apoyo departe de Concultura hacia los creadores, se hace evidente que son los compradores de arte los que dan sostén económico a los artistas plásticos. Me pregunto entonces, ¿Quiénes son? Y, ¿qué es lo que compran?

En orden de mayor a menor responsabilidad social sobre su poder de compra, debiera encontrarse primero la pinacoteca nacional, pero sin presupuesto para adquisiciones queda afuera. Le siguen fundaciones privadas como la Ma. Escalón de Núñez, que gradualmente ha ido conformando una colección propia; y las instituciones financieras (sólo el Banco Cuscatlan tiene más de 500 obras en su colección) aunque con criterios de compra por lo general ambiguos. Por último, los coleccionistas privados marcan una pauta interesante ya que cuentan con interés sostenido, recursos y criterios definidos para conformar su colección personal y van a la caza de obras que les conmuevan pero que llenen sus expectativas de calidad e inversión.

Las personas que sin gran complicación compran arte, por gusto o placer, parecieran buscar imágenes con que identificarse. Son esas imágenes las que conforman el rostro de lo nacional, o del ideal de nación: paisajes bucólicos e idílicos, retratos de niños pobres pero felices, cortas de café o personajes históricos como el Ché. Sin embargo, comienza a conformarse un movimiento artístico que cuestiona esa identidad desfasada y entra en pugna con los pintores/artesanos y con él publico a su vez.

Espectador, crítico y comprador son sinónimos de público, indispensable para el artista. ¿Cómo tener un público más informado y mejor formado? En los medios de comunicación, universidades y galerías puede encontrarse una posible respuesta.

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