14.1.06

Cadáver Exquisito - Carta a un amigo

Hace unos días leí el artículo que me enviaste, aquel sobre los países con los habitantes más felices del mundo. Me llamó la atención que la felicidad fuera el motivo del reportaje pues los periódicos parecen interesarse más por el escándalo y la violencia. Leer que el cuarto país con gente más feliz del mundo es El Salvador, me dejó contenta pero extrañada.

Este país sigue sumido en la pobreza y expresándose con violencia: el salario mínimo es poco más de cien dólares al mes y hay muertos desmembrados y violaciones de menores a diario. Por esta tierra han pasado huracanes, terremotos y una guerra de 12 años.

Al llegar a San Salvador me encontré con que también aquí habían publicado un artículo extenso sobre el mismo tema. El reportaje citaba a un taxista de 69 años que dice que con sólo tener buena salud lo demás le sale sobrando. “Jodido pero contento” eran sus palabras.

Me pregunto: ¿Acaso mientras menos expectativas tengas de la vida, más posibilidades tienes de ser feliz? ¿Ser feliz es igual a ser conformista? ¿Cómo concilias la felicidad con la empatía por los que sufren?

Ya sabes como me gusta “darle vuelta al tarro” como vos dirías, así que también me pregunto como ello se aplica a mi trabajo como pintora: ¿el arte debe celebrar la vida, describir el dolor o señalar el mal?

Pero ya que me hablas de felicidad te correspondo con un corto recetario de arte feliz: Muddy Water Line de Richard long, Ritmo de Otoño No. 30 de Jackson Pollock, cualquier dibujo de pared de Sol Lewitt, cualquier Klee, Matisse o Calder, ningún Francis Bacon, los estanques de Monet, las parejas de Klimt y el cachorro de flores de Jeff Koons. Ah, y la pintura Viva la Vida de Frida Kahlo, la reina del drama.

¡Disfruta mientras puedas!



San Salvador, 30 de Oct. 2003

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