6.12.14

Obra reciente de Mayra Barraza - Maricela Kauffmann

La relación de Mayra con Nicaragua es entrañable. Es nieta de doña María Augusta Peñalba, sus primeros pasos por el mundo de las artes y las letras los da de su mano y al compas del eco de su tío abuelo Rodrigo, el Maestro Peñalba. Mayra vuelve al país y estamos de duelo. La recibimos con el corazón y la memoria engrandecidos celebrando la vida de gigantes universales como el Che, Milagros Barahona e Ivonne Siu.
Hace varias lunas, con y sin eclipses, coincidimos en Antigua, Guatemala, nuestra Audiencia de los Confines. Allá compartimos y me permitió conocer a profundidad su trabajo. En ese entonces, esta extraordinaria maestra del dibujo y la pintura exploraba el acrílico aplicado sobre tela y papel china. Aplicaba capas y capas que luego desgastaba con quemaduras, lijaba y lijaba para erosionar las capas en lo que para mí era una búsqueda profunda de su rico interior, buscaba hacia dentro. Así creó la serie “Apuntes para una despedida”, dejando literalmente las yemas de sus dedos sobre la obra.
Esta Mayra transhumante, existencial, cosmopolita sin dejar de ser salvadoreña y centroamericana, hace más de una década, pasó por aquí casi en silencio. Visitó al maestro Armando Morales y salió de Granada hacia la Costa Caribe Sur. Los apuntes de su gira tomaron cuerpo en obras que refieren, desde una abstracción matérica el paisaje de la Bahía de Bluefields; que tituló “Mar, mar, mar, todo alrededor. Es una sinfonía de acrílicos grises, malvas, azules y blanco, es también búsqueda profunda como si tratara de alcanzar el vacío, el infinito, el nihil de la existencia, “Ni sé ni me importa”, escribió sobre la espuma de ese mar vibrante y transparente.
Esta Mayra pensante, y creadora, “animal laborans” y “mulier faber” -desde la docencia de más de una década hasta el proyecto editorial digital El ojo de Adrián-, es encarnación del cartesiano “cogito ergo sum”.   Se dedicó por varios años a la larga serie titulada “La Republica de la Muerte”, con la que intentaba quizás resolver la necesidad de lidiar con su realidad. Esta serie es un espacio imaginario en el que se permitió pensar y entender lo que pasaba en ese otro paisito que es El Salvador, logrando reunir en ella toda la sordidez del entorno que se vive en esta América Nuestra.
Mayra continúa haciendo preguntas vitales desde su obra, transita desde la memoria a la vitalidad de la materia y la fisicalidad masculina del hombre, del macho de carne y hueso, de esta especie animal aparentemente cada vez más animal y brutal. Estas Obras Recientes son oleos de personajes invisibles, son reflexiones todas sobre la condición humana y animal tan estrechamente vinculadas. Ahora busca hacia afuera, construye, borra y crea sobre la superficie. Sus personajes, humanos y animales, se reconstruyen en el andar.
Considero que en general, la obra de Mayra Barraza y esta selección de Obras Recientes muestran el pensamiento crítico social contemporáneo, es la visión de una artista, de una mujer que construye su proceso creativo con sentido y significado en el terreno social. La energía creadora de Mayra, como el soplo de vida que transformó el limo en especie, depura, acrisola y sublima esta dura realidad salvadoreña y centroamericana.
Mayra explora, a nivel conceptual y formal, con entera libertad y audacia demostrando el vigor contemporáneo de la pintura actual centroamericana.

Palabras leidas en la inauguración de la muestra en Galeria Codice, en Managua, Nicaragua, en diciembre del 2014.

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