11.1.07

La rueda

Hace poco más de un mes nos reunimos en San José, Costa Rica un grupo numeroso – y bastante ruidoso- de artistas, críticos y gestores culturales. Fue gracias al Museo de arte y diseño contemporáneo de Costa Rica -y otro montón de instituciones que apoyaron- que nos juntamos a conversar y debatir sobre el arte contemporáneo regional.

La cita que duró aproximadamente una semana fue una experiencia intensa y rica. La producción artística e intelectual en Centro América parece aun encontrarse dentro de fronteras particulares que impiden el libre flujo de información e intercambio. Por ello este encuentro fue particularmente importante para conocer la actividad en cada país, y sobre todo a aquellos actores invisibles que contraponen activamente el hecho artístico a la decadencia política o al estrellato de egos.

Traigo a cuenta este relato porque al leer los apuntes en este blog sobre Oaxaca multicultural, me llamó la atención la mención de Gustavo Esteva como uno de los intelectuales más radicales de este continente. Le busqué en internet pues no le conocía, y encontré una extensa entrevista en que relata pequeños retazos de su vida para luego hilarlos con sus ideas de lo que pasa en el mundo.

Ello me trajo nuevamente las impresiones de los primeros días a mi regreso de Costa Rica. Recuerdo me encontraba inquieta, entusiasmada, con la sensación que algo esta pasando en Centro América, que habemos un grupo de artistas en la región con un ideario común. Con una gran formación intelectual, un discurso verdaderamente auténtico y genuino, y mucha actividad artística y de gestión cultural en su historial, se los menciono aquí muy brevemente. (Más adelante espero poder hacerles una entrevista extensa a cada uno.)

Recuerdo la sentida ponencia de Sila Chanto de Costa Rica, con una propuesta que llamaría yo “estética del desasosiego”. Conversé con Alicia Zamora de Nicaragua sobre su proyecto de murales urbanos “Murales de octubre” y pudimos ver las fotos en su presentación del proyecto. Escuché a Joan Durán hablar sobre su proyecto de muestras colectivas “Landings” y proponer ver más allá de las fronteras y el horizonte centroamericano, hacia el Caribe. Platicamos extenso y sabroso con José Osorio sobre el arte y los espacios públicos, y escuché su presentación sobre su proyecto “Caja lúdica” que nos dejó a todos entusiasmados con las posibilidades.

Como los ejes que dan sostén en su interior a una rueda y permiten su rotación estos artistas están generando literales revoluciones a su paso.

Publicado en el blog ICONES, 2006.

Licry Bicard o Las rayas del tigre

Marcada por los conflictos y vicisitudes de una tierra en permanente movimiento, la artista Licry Bicard ha dejado en los últimos 30 años huellas indelebles con su obra. Conversamos largo rato sobre su trayectoria artística, memorias, e impresiones sobre el arte y la vida. Además intercambiamos opiniones sobre la muestra que presentó recientemente en la Sala Nacional de Exposiciones junto con las artistas María Kahn y Negra Álvarez.



Latidos de la memoria



Nació en 1944 en “una época difícil”. La familia “que la vida te da” era de San Miguel, Santa Ana y San Vicente con raíces catalanas.



“Mi abuela materna era una mujer bien soñadora. Le gustaba escribir poesía, tocaba guitarra y cantaba las canciones que ella hacía. Yo ponía la oreja en el corazón de ella y me gustaba escucharle los suspiros.”



Su padre fue constructor de carreteras, y con su madre tuvieron cinco hijos. Recuerda su infancia en San Salvador en la Col. Layco y en el colegio de monjas en el que estudió.



“De pequeña vivíamos frente al Cuartel San Carlos, atrás habían unas fincas de café. Yo me perdía en el cafetal a cada rato, me salía de la casa y me iba, o pasaba en un rincón dibujando mis muñequitos que con una tijerita cortaba.



“En la primaria tuve especialmente cerca una monja belga que me enseñó a coleccionar estampillas, monedas, billetes, leer. ¡Y que yo di batería! Era tremenda.



Nace al mundo



Entre su graduación del colegio y su boda en 1966 hace su primer viaje a Nueva York a ver la Feria Mundial y luego a México.



“Para mí ver los cuadros de Dalí, las esculturas, las joyas, el Metropolitan, ir a Broadway, ¡todo eso me abrió un mundo! De ahí me fuí a México. ¡Hasta a la Tombolele conocí!



A su regreso al país da terapias ocupacionales en distintos hospitales. La tensión política comienza a generar “problemas en el centro” de San Salvador y ello la lleva a incorporarse a la empresa familiar, donde labora hasta que nace su primera hija Raquel.



“Si es que la vida, la vida a uno lo arrastra para todos lados.



Tres Llaves de Oro




“Empecé a dibujar una madrugada que mi marido andaba de viaje y yo tenía al bebé gritando.
Busca formación técnica y de método, sin suerte. Como ella bien dice, su mérito fue su tenacidad, que le condujo finalmente a tener experiencias valiosas sobre composición con el pintor español Carralero y sobre el dibujo de contorno con la artista japonesa Miyako Aoki.


“Los pintores de aquí bien pícaros me decían: ‘Hay 7 llavecitas de oro y no las has encontrado’. Pero eran puras burlas. Las llaves las encontré en los libros, en los viajes y con la gente talentosa. Soy de la opinión que no hay que saber demasiado.



Estudia dibujo con el escultor español Benjamín Saúl. Quien fuera para Licry el maestro que le “abre la mente”, la conduce a finales del 79 a seguir por cuenta propia.



“Mi amistad con él era grande. Me animó a leer bastante. Él rompió con algo que yo no lograba. Hay algo que me pasó al estar dibujando, que yo dije ‘veo más allá de lo que él me dice’.



Implosión de luz



“Ya mi padre había muerto, mis hijos creciendo, la guerra estaba en lo peor y era un tormento, y para más me retiro de las clases. Estaba muy asustada. Me encerré en la casa a hacer unas pinturas muy negras.



“Pasaba horas pintando. Esa vibración que yo estaba viendo al pintar era como el pulso de uno mismo. Hice cuadros metafísicos, cosas que explotaban en el aire. Me empecé a fijar en las luces y sombras y me enamore de ese mundo. Por ahí entré. Yo no tengo escuela, la escuela fue el ambiente el que me la dio.



Caminos paralelos



Viajó a Europa, al medio oriente, a Sur América, visitó museos y galerías. Recuerda la obra del venezolano Soto y del chileno Matta, así como el cinetismo de McEntyre, los abstractos de Armando Soriano, y el simbolismo de Salarrué. Conoció a través de la Galería Forma al mexicano Cuevas y a la pintora boliviana María Luisa Pacheco.



“Empecé a buscar a la gente que yo intuía era por los caminos que yo andaba. Así fue que me topé con los matéricos españoles. La Galería Laberinto de Jeanine Janowski fue una gran escuela, ahí aprendí mucho de Carlos Cañas y Julio Sequeira.



Vasto Azar



En su vida diaria se somete a “grandes disciplinas” y “rituales bien marcados” para sacar el máximo provecho del azar creativo, sobre todo en sus pinturas de formato grande.



“Mi trabajo es bien desordenado. Si voy a hacer acuarelas en este momento tengo que tener suficientes acuarelas y papel, porque no sé si va a ser grande o mediana o la voy a picar con una tijera. Me gusta mucho picar, romper hasta con las uñas. Es que el mundo del arte es vasto, es vasto.



El tigre



La obra de Licry abarca un espectro amplio. Dibuja con gestos rápidos de la mano figuras de tono lúdico. Su pintura tiene una presencia fuerte de la materia, que se condensa en paisajes, abstractos o símbolos prehispánicos. Trabaja también moldeando el espacio con escultura o instalaciones construidas con objetos de su historia personal.



“El garabato es un impulso eléctrico que es parte de tu vida. No es que seas emotivo, uno puede tener impulsos frenados. Yo a eso le llamo el tigre.



“Siempre estoy dibujando y a la vez estoy pensando. Uno se ubica en otra realidad, la propia. Si tenes ojo, mente y corazón, no necesitas que te enseñen el humor, las pasiones, el reventar de una ola en el mar, aquel sonido que oís en la noche.



“Leí por algún lado que si pones tu conciencia, que es oírte a tí mismo, antes que tu ciencia, tu ciencia prevalece. Eso es comprobadito. Los trabajos tienen trascendencia, porque hay conciencia. Con-ciencia.



Detrás del espejo



Ahora en la Sala Nacional Licry presenta su obra reciente. Muestra sus característicos “garabatos” a través de lupas y cajas de espejos, pinturas monocromáticas en las que predomina el gesto de la pincelada, y montajes de maniquíes, algunos desmembrados.



“El maniquí es parte de un período bien importante. No he encontrado todavía el cuerpo de aquella niña y la cabeza de aquel. Hace de caso que eran niños de verdad, había una conexión de recuerdos y lo tenía que hacer.



“Quería que se viera bien el drama a través de la luz fuerte y la vibración del color rojo, sin oscuridad para que se piense claramente.





“El arte para mí es un mundo de mundos. El mundo de las ideas. ¿Y por qué no pues?

Publicado en La Prensa Gráfica, 2005.

El enigma de la Rosa

Quien se arranca el corazón del pecho en la noche, quiere alcanzar la rosa.
Suya es su hoja y su espina,
a él le deposita la luz en el plato,
a él le llena los vasos de aliento,
a él le susurran las sombras del amor.
Paul Celan


Poco se conoce sobre la vida de la gran pintora salvadoreña Rosa Mena Valenzuela nacida en 1924 y fallecida hace tan solo unos meses.


Artista solitaria, soltera y sin hijos, acompañada únicamente por su hermana Milita y los aproximadamente seiscientos alumnos que pasaron fugazmente por su taller. De lo poco que se sabe de sus orígenes es que su padre fue abogado y su madre de origen francés.


El Museo de Arte de El Salvador ahora presenta una muestra importante de sus dibujos y pinturas y un bello catálogo. Nos abre sus puertas para asumir el reto de intentar desentrañar su enigmática obra.


Paseo por la historia


No hay artista que no se conmueva ante la pintura de Rosa Mena, tanto su profesor Valero Lecha como Salarrué y Claudia Lars.


Observar sus pinturas es como dar un paseo extenso por la historia del arte occidental. En su obra surgen las figuras flotantes de Chagall, el colorido y la luz de los Impresionistas, la intensidad emocional de los Expresionistas, las perspectivas simultáneas y collage del Cubismo, el aspecto irracional Surrealista, la inspiración naif de la pintura figurativa de la posguerra europea de artistas como Giacometti, el impulso gestual y vital de los Expresionistas Abstractos como DeKooning, el grafismo compulsivo de Twombly, y el neoexpresionismo del alemán Baselitz.


De lo místico


Y a pesar de todo, son pocos los que se han aventurado a descifrar su obra. Luis Salazar en su libro sobre arte salvadoreño clasifica la pintura de Rosa Mena como “expresionismo místico”.
Y es que la generalización más común fue asociarla con la pintura religiosa. En la muestra, que incluye obra desde 1961 que poco o nunca ha sido vista, podemos entender porque. Algunos títulos tienen claras referencias religiosas, como “Recuerdos de catedrales góticas”.


La pintura “Cristo y apóstoles”, fechada inicialmente en 1968 y luego 20 años después, nos indica que su preocupación por los relatos cristianos fue consistente a lo largo de su vida.


Las alegorías religiosas, en particular la del hombre santo sacrificado, parecen ser su respuesta a un presente de apariencia caótica, bombardeado constantemente por información e imágenes.


La búsqueda


Sin embargo, al recorrer la exposición nos damos cuenta de lo amplio de su búsqueda. Fernando Valero se aproxima al enigma de Rosa Mena al describir su proceso creativo “…como la búsqueda de lo permanente a través del movimiento …corrosiva, angustiosa y anárquica”.
Es esa búsqueda solitaria la que le lleva a entablar diálogos intensos con grandes obras de arte y artistas en pinturas como “Rembrandt”, “Rubén Darío” o “Las Meninas”.


Su libertad creativa la lanzó en múltiples direcciones a reflexionar sobre la muerte pero también sobre la belleza de lo cotidiano. Ejemplos son: “La guerra es un fuego oscuro”, obra en tonos sombríos sobre el dolor de las víctimas de la guerra, y al otro extremo, el cándido “Personaje con Bolero y Flores”.


En cambio en “Las Holandesas” parece hablar de lo femenino con un grupo de figuras cubiertas en un ropaje grueso, no pintado sino literalmente recortado y pegado a la superficie, y rayado semejando una red que las aprisiona.


Sala de espejos


La mayor muestra de libertad de los convencionalismos sociales y estéticos de su época la dan su amplia serie de autorretratos. De las cinco pinturas exhibidas en esa sala aparte, ninguna denota un gesto del estereotipo femenino sino más bien retratan un ser humano que se observa e interroga.


Dibujo infinito


“Ese dibujo no termina nunca” dice Toño Salazar sobre la obra de Rosa Mena. Y es que tanto lo infinito como la simultaneidad son parte de su búsqueda.


Sus imágenes aparecen o desaparecen a través del acto incesante de dibujar, y su dibujo lo conforma un denso entramado de líneas que son contorno, color y volumen al mismo tiempo. Nos muestra el dibujo como lo que es: un acto vital y liberador que conforma su propio caos primordial en un conjunto complejo de formas y significados.

Es un recorrido completo el que nos ofrece esta exposición. Cada una de las obras nos susurra el secreto al enigma de la Rosa.




Publicado en La Prensa Gráfica, 2005.

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